Los fenicios se asientan en nuestra costa a lo largo del s. VIII a.C., como se documenta en los centros urbanos de Toscanos y Chorreras. La presencia de este pueblo navegante obedece a diferentes causas, si bien el interés comercial es fundamental. Desde estos centros urbanos-marítimos, ubicados en antiguos estuarios, se desarrollará un importante y rápido comercio con el interior, en todas direcciones, aprovechando los puertos naturales de montaña.
La ocupación romana en este territorio está documentada en diferentes yacimientos, destacando la ciudad marítima de Maenoba (Cerro del Mar), desde la cual se desarrollará una sistemática explotación del medio que propiciará la creación de una próspera actividad comercial, agrícola y pesquera, destacando la industria de salazón, el denominado "garum", que habían introducido los fenicios.